Religión


Según el último censo de 2002, 7.853.428 de los chilenos de 15 años o más se declaró católico, equivalente al 69,96% de la población total, representando una baja en el número de sus fieles en comparación con el censo de 1992, en el cual un 76,4% de la población de 14 años y más se declaró católica. Un 15,14% de los chilenos se declara evangélico, un 1,06% como testigo de Jehová, un 0,92% como mormones y un 0,13% como judío. Un 8,3% del país se declaró como ateo o agnóstico, mientras un 4,39% afirmó seguir otra religión.

La Iglesia Católica está separada del Estado desde 1925, año en que el Presidente Arturo Alessandri y el Arzobispo Crescente Errázuriz, llegaron al acuerdo de separar a la Iglesia del Estado chileno en la Constitución. De este modo se terminó con el reconocimiento como religión oficial del Estado, renunciando éste al derecho de patronato que se heredó desde la Independencia, sin la aceptación de la Santa Sede, y consagrando una amplia libertad de culto. Aunque la relevancia del catolicismo ha ido declinando en los últimos años, todavía es la religión predominante y aún goza de algo de influencia en la sociedad.

El ecumenismo en Chile es de larga data. Ya en el año 1970, a solicitud del gobierno y con el apoyo del Cardenal Silva Henríquez se realizaron modificaciones en el tradicional Te Deum del 18 de septiembre, con el fin de transformarlo en una ceremonia de todas las iglesias cristianas, además de contar con la participación de representantes judíos, musulmanes y de la Masonería. Durante los primeros años del régimen de Pinochet, las diferentes iglesias cristianas crearon el Comité Pro Paz, que se convertiría en la Vicaría de la Solidaridad en 1975 (bajo el alero de la Iglesia Católica), ganándose el respeto por su ardua defensa de los derechos humanos.

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