Guerra Civil y Muerte


En 1535, el emperador Carlos I lo recompensó con la gobernación de Nueva Toledo, gobernación que comprendía desde el límite de la gobernación de Pizarro y 200 leguas al sur, y el título de Adelantado en las tierras más allá del lago Titicaca.

A su regreso al Perú, en 1537, Almagro ocupó la ciudad del Cuzco, y en la batalla de Abancay, el 12 de junio de 1537, haciendo prisioneros a Hernando y Gonzalo Pizarro, por considerar que pertenecía a su gobernación. Francisco Pizarro negoció con Almagro el destierro de sus hermanos, pero en realidad Pizarro solo buscaba ganar tiempo y de algún modo imponerse ante la voluntad del rey que ordenaba que el Cuzco era propiedad de Almagro. Pizarro sintiéndose afianzado, lejos de cumplir con el acuerdo le dio el mando de las tropas a sus hermanos. Almagro se encontraba enfermo al momento de la traición del acuerdo y dio el mando a Rodrigo Orgóñoz y los almagristas fueron derrotados en abril de 1538 en la batalla de las Salinas, en esta misma batalla murió el leal Gonzalo Calvo de Barrientos, el desorejado de Pizarro. Hecho prisionero, Almagro fue humillado por Hernando Pizarro y le denegó su apelación al rey. Almagro sintiéndose perdido entonces suplicó por su vida, a lo cual respondió Hernando Pizarro diciendo:

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