Salida del Cuzco


En enero de 1540 la columna expedicionaria salía de Cuzco, "no con tanto aparejo como era menester, contaba Valdivia, pero con el ánimo que sobraba a los trabajos que podían pasar y pasaron". Iniciaron la marcha sólo once españoles y la Suárez, apoyados por un millar de yanaconas. Escogieron la ruta por Tarapacá y el Desierto de Atacama, la misma hecha por el Adelantado Almagro en el viaje de regreso de su fracasada expedición a Chile.

Desde la la sierra cuzqueña bajaron al este hasta el valle de Arequipa, siguiendo al sur por la zona cercana a la costa. Pasando por Moquegua y luego Tacna, acamparon en la quebrada de Tarapacá. Durante este trayecto nuevos auxiliares se sumaron a la pequeña hueste, hasta sumar viente castellanos. De Pero Sánchez de la Hoz, que debía haberse unido aquí a la expedición aportando las especies comprometidas, no se tenía noticia. El otro socio de la empresa, el capitalista Francisco Martínez, tuvo un grave accidente y debió volverse al Perú.

La noticia de la marcha de Valdivia se había difundido por el altiplano, y varios soldados se le unieron en Tarapacá. Entre ellos, algunos que más tarde tendrían rol protagónico en la conquista de Chile: Rodrigo de Araya con dieciséis soldados; también Rodrigo de Quiroga, Juan de Bohón, Juan Jufré, Gerónimo de Alderete, Juan Fernández de Alderete, el capellán Rodrigo González de Marmolejo, y Francisco de Villagra. La Expedición de Pedro de Valdivia a Chile ya sumaba 110 españoles.

Partieron entonces para Atacama-la chica siguiendo el Camino del Inca donde hicieron campamentos en Pica, Guatacondo y Quillagua para llegar a Chiu-Chiu. Allí Valdivia se enteró que su camarada de Italia Francisco de Aguirre se encontraba en Atacama-la grande (San Pedro de Atacama) y salió con algunos jinetes a su encuentro. Esto le salvó la vida.

Pues entretanto, Pero Sánchez de la Hoz, que había quedado en el Perú tratando de reunir los refuerzos pactados, sólo había conseguido que le cobrasen antiguas deudas. Pero sintiéndose respaldado por la designación real de gobernador, una noche a comienzos de junio de 1540 llegó al campamento de Valdivia en Atacama-la chica (Chiu-Chiu) junto a Antonio de Ulloa, Juan de Guzmán, y otros dos cómplices. En sigilo se acercaron a la tienda donde suponían encontrar durmiendo a Valdivia, con el propósito de asesinarle y tomar el mando de la expedición.

Al entrar en la morada a oscuras, advirtieron que en el lecho no estaba Valdivia sino doña Inés Suárez, quien dio grandes gritos de alarma y reprendió con dureza a Pedro Sánchez, mientras éste se disculpaba nerviosamente. Ya despierto el campamento por el alboroto de doña Inés, acudió el alguacil de campo Luis de Toledo con algunos soldados para castigar a los intrusos, pero al ver que se trataba del encumbrado personaje optó por enviar un mensajero a alertar a Valdivia de la sospechosa conducta de su socio.

A su regreso Valdivia mal disimula su enojo y piensa en colgar a Sánchez de la Hoz, aunque finalmente le perdona la vida a cambio de la renuncia por escrito a todo derecho de expedición y conquista. De los cómplices desterró a tres, pero Antonio de Ulloa se ganó su confianza y fue incorporado a la hueste.

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