Descripción


Los jesuitas, que así se conoce a los miembros de esta orden, trabajan por la evangelización del mundo,la defensa de la fe, muy significativo es la defensa apologética frente al protestantismo, la reforma de la Iglesia y el servicio al Papa (Vicario de Cristo en la Tierra). La finalidad de esta Compañía es «la perfección cristiana, propia y ajena, para gloria y servicio de Dios».

La formación en la Compañía de Jesús dura entre 12 y 14 años. Empieza con el noviciado (dos años) y continúa con un proceso de formación intelectual que incluye estudios de Humanidades, Filosofía y Teología. Además, los jesuitas en formación realizan tres años de «prácticas» (período de magisterio, regency en inglés) en colegios o en otros ámbitos (trabajo parroquial, social, medios de comunicación, etc). El estudio a fondo de idiomas, disciplinas sagradas y profanas, antes o después de su ordenación sacerdotal, ha hecho de los miembros de la SJ, durante casi cinco siglos, los líderes intelectuales del catolicismo.

San Ignacio de Loyola, el fundador, quiso que sus miembros estuviesen siempre preparados para ser enviados, con la mayor celeridad, allí donde fueran requeridos por la Misión de la Iglesia, donde el Papa los necesitara, de ahí que los jesuitas profesen los tres votos normales de la vida religiosa (obediencia, pobreza y castidad) y, aparte, emiten un cuarto voto de obediencia al Papa, «circa missiones»[1] La Formula Instituti o Fórmula del Instituto (aprobada por Paulo III en 1540 y confirmada por Julio III en 1550), su documento fundamental, dice: «Militar para Dios bajo la bandera de la cruz y servir sólo al Señor y a la Iglesia, su Esposa, bajo el Romano Pontífice, Vicario de Cristo en la tierra».

La Compañía de Jesús ha sido una organización que ha vivido entre la alabanza y la crítica, siempre en la polémica. Su lealtad incondicional al Papa los ha colocado en más de un conflicto: con la Inglaterra isabelina, frente al absolutismo del Rey Sol, el regalismo español, con la Alemania de Bismarck, de donde fueron expulsados (durante el Kulturkampf) y con los gobiernos liberales de diversos países en América y Europa, que también los persiguieron. Asimismo los regímenes comunistas de Europa Oriental y de China limitaron ampliamente su actividad a partir de 1945.

La Compañía de Jesús desarrolló una actividad decisiva durante la Reforma católica, sobre todo en los años inmediatamente posteriores al Concilio de Trento; reconquistaron para el catolicismo regiones protestantes como Baviera en el sur de Alemania y los actuales estados de Renania del Norte-Westfalia, Renania-Palatinado y Sarre en dicho país; el oeste de Polonia, Hungría, Austria, Bélgica y el sur de Holanda. Su presencia en la educación occidental y en las misiones en Asia, África y América ha sido muy activa. Ha contado entre sus filas a una larga serie de santos, teólogos, científicos, artistas y humanistas: San Francisco Javier, San Luis Gonzaga, Matteo Ricci, Francisco Suárez, Luis de Molina, Juan de Mariana, Christopher Clavius, San Pedro Claver, Eusebio Kino, Karl Rahner, Teilhard de Chardin, Bernard Lonergan, Carlo María Martini, Francisco Javier Clavijero, Ignacio Ellacuría, San Alberto Hurtado, etc.

Capítulos notables de su historia han sido el origen y desarrollo de sus colegios y universidades en Europa, la actividad misionera en la India, China y Japón, las reducciones de Bolivia y Paraguay, la exploración y evangelización del Canadá, del Mississipi y del Marañón, los conflictos teológicos con los protestantes y los jansenistas, su confrontación con la Ilustración, su supresión (1773) y su restauración (1814).

En 1965 llegaron a su máxima expansión numérica: 36.000 jesuitas en más de un centenar de unidades administrativas (provincias y misiones).

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